Marko Antonio Rico Gamonal

A la luz del sendero interior

Hay un tiempo que se nos pierde, no vivido,
ocupado en los murmullos que nos acusan,
mientras una niebla nos oculta el camino
y una red tejen las sombras del descuido.

 

Pero en lo hondo, una voz germina,
invita al alma a una audacia silenciosa;
un manantial secreto que inunda de gozo
y nutre la raíz de un árbol que se avecina.

 

Acógela, y el dolor se nombra y se apacigua.
Deja que se disuelva, no dejes que te fatigue.
La cicatriz de la caída no es tu herida,
es el humus fértil donde algo nuevo se erige.

 

Ah, si la ternura fluyera como un río lento
entre la soledad de lagos y caminos blancos,
no temeríamos al ruido, a los ecos vanos,
sino a traicionar nuestro más hondo juramento:

Ser fieles a la palabra que nace, al pulso que siente,
y al silencio interior donde el alma, al fin, consiente.