No existe si no te llama,
si a tu cuerpo no le estruja ni le calma,
y en su vuelo se despliega,
obedeciendo la orden de una hada mala...
Más la huida se realiza noche arriba,
mientras la luna se pasea,
sin ilusión, sin esperanza y desvalida,
al perder una amiga...
Y miro tras la montaña,
hasta que una lágrima se queda dormida,
por tu ausencia proclamada,
y es que la vida se ve o se interpreta...
Y tras de ella nada,
si ya no está en la taberna su presencia.
¡Ay, prostituta rubia!
que la noche se ha quedado sin tu estrella...