Me guardé tanto… que me perdí. Perdí un amor que me hizo volar tan alto que el cielo parecía mío, y me dejó caer sin compasión.
El golpe me rompió en mil pedazos, pero en cada fragmento aprendí a ser fuerte…y peligrosamente independiente.
Tan independiente que olvidé abrir las manos para entregar amor, ceder tiempo,
dejar que mis sueños caminaran junto a otros pies.
Vole tan alto que el cielo se volvió cárcel.
Ahora no sé cómo bajar, ni cómo permitir que alguien me alcance.
Huí pensando que así lo salvaría todo…
y lo único que salvé fue mi soledad.
Ella, la única que nunca me ha fallado.
Terminé siendo invencible… y más sola que nunca.