Todo regresa a lo mismo,
celeste al final,
Porque el ruido es indeciso
y las virtudes dependientes
de la constante en uno mismo.
Y esa fiel persecución,
esas ansias de escapar,
nada más una ilusión
porque las nubes son del mar
donde hay que regresar.
Y la cresta descender,
cuando suponemos escalar
en huida sinfín,
entre relámpagos y lágrimas
encuentros y despedidas.
Viajes y pasajes,
y el final como el retorno,
sin necesidad de bracear
ni de gritar o renegar
de sollozar ni lamentar.
Todos quieren regresar
sus pasos recuperar
sus recuerdos encontrar
y experiencias cultivar,
un principio, un final.
Nos alejamos sin temor,
mirando para atrás,
porque esto nos atrae,
así el coro tiene ritmo,
así quebramos espejismos.
Así seguimos al destino,
porque las nubes son del mar,
y debemos regresar.