**Amor constante, más allá de la muerte**
En la brisa suave de la tarde,
susurros de un amor sin final,
dos almas que en el tiempo arden,
trascienden lo terrenal.
Las sombras ya no son sombras,
pues su luz nunca se apagará,
en cada estrella que se nombra,
su risa vuelve a resplandecer ya.
El eco de promesas, susurros,
tiempo detenido en un instante,
los recuerdos, dulces y puros,
hablan de un lazo permanente.
Y aunque la vida es un suspiro,
aunque el cuerpo se va a descansar,
el amor eterno es deliro,
un lazo que no ha de quebrar.
En el silencio de la noche oscura,
donde el dolor busca consuelo,
hay un fuego que nunca se apura,
un amor que desafía el suelo.
Así, en cada lágrima que brota,
en cada rayo de sol al amanecer,
la esencia de su amor se nota,
pues amar es también aprender.
Así, más allá de la muerte,
donde el tiempo se vuelve un ciclo,
seremos dos luces, un inerte,
un amor que en el alma es virculo.
Por siempre unidos en la distancia,
sin cadenas, sin un final,
un amor que vive en la agonía,
dentro de un destino inmortal.