Rosa de eterno dolor
Tras tu partida,
rompes mi corazón en silencio,
y brota un río de sangre sin control
por los caminos rotos de mi pecho.
Un corazón herido,
un alma en pena,
caminando a tientas
entre recuerdos y ausencias.
La semilla perfecta
de una rosa marchita
creció en medio del vacío,
nutrida de desesperación y tristeza,
regada por lágrimas
que nunca dejarán de caer.
Rosa de eterno dolor,
flor oscura que florece
donde antes hubo vida,
esperanza,
caricias.
Ahora solo quedan espinas,
días grises,
y la voz apagada
de lo que fuimos.
Tu sombra me acompaña,
pero no me abraza;
tu nombre me arde en la garganta
y no se convierte en consuelo.
Ojalá el tiempo pudiera retroceder,
aunque fuera un instante,
para decirte lo que nunca dije,
para abrazarte sin prisa,
para quedarme.
Pero el río sigue su curso,
y yo sigo con esta flor en el alma:
la rosa de tu ausencia,
la rosa de mi duelo,
la rosa de eterno dolor.