Annabeth Aparicio

El primer roce (Sonetos del Amor Oculto I)

 

Tus ojos rozan mi piel sin tocar,  
como la luna que no besa el mar,  
y aunque el silencio nos quiere callar,  
mi alma grita que quiere pecar.

No hay nombre justo para este temblor,  
ni ley que entienda lo que es amar,  
cuando el deseo se vuelve altar  
y el cuerpo reza por un poco de ardor.

Nos cruzamos como sombras que huyen,

como dos llamas que no deben arder,  
pero que el viento insiste en reunir.

Y aunque los muros nos cierren y excluyen,  
yo sé que el alma no puede ceder  
cuando el amor se atreve a existir.