En un mundo tan hermoso, tan bello,
con sus luces, sus colores y su vida,
con todo lo que hay entre mar y cielo,
con todo aquello que respira y siente,
con todo lo que es puro, real y bueno,
con la idílica bondad natural del ser
nacido de su deseo, también, de su sueño.
Y así, mirad, aunque lo intentemos,
el mundo vive ajeno de sí mismo,
ignorante de sí, con gran empeño,
lleno de poesía, deslumbrante,
y, a la vez, está tan frío y tan muerto,
el mundo ya se olvidó de sus poetas,
creó nuevos dioses, nuevos anhelos.
Que triste vivir en la caverna,
con los parnasos silenciosos,
¡Qué oscura noche nos espera!,
aunque no quede quienes escriban,
el mundo, en sí mismo, es un poema.