No vine a encender tu pecho,
ni a despertar cenizas dormidas.
Solo quise responder
a ese susurro,
a ese gesto leve
que por un momento
pareció abrigo,
pero fue apenas un reflejo fugaz
en mi cristal herido.
Pero no te inquietes no me verás volver,
ni a recoger con mis manos
lo que, sin temblar dejaste caer.
Porque aunque dolió,
aprendí a sostenerme sin ti.
A mirar hacia atrás
sin detenerme,
a cerrar la puerta
sin rencor,
pero sin dejarla entreabierta.
No vine a ilusionarte,
vine a decir adiós
con la misma ternura
con la que alguna vez
quise quedarme.
♡♡♡