En este juego llamado vida
solo existe un jugador,
el que elige los caminos
y puede ser perdedor.
Van pasando los niveles,
y la dificultad te gana;
hay quienes, sin ser conscientes,
son audaces, y triunfan con ganas.
A otros les cuesta avanzar,
algún nivel los retiene,
pero cuando agarran la mano
ya saben lo que conviene.
En este juego hay un personaje
que te acompaña desde el comienzo:
ella elige dónde esperarte,
sin apuro, sin desprecio.
No es mala, ni lo pretende,
hay que saber entenderla:
hasta que no cumplas tu misión
ella estará siempre cerca.
Porque la muerte, día a día,
en este juego también juega.