Cansado el viento; embriagado de sol,
dejó de sacudir tu cabellera,
yace dormido en la verde pradera,
descansando de beber arrebol.
Momentos tan excelsos pocas veces,
tan mágicos, pacíficos muy tiernos,
mirar tus lindos ojos es eterno,
con el viento esperando que me beses.
Tan atrapado en dulce, cruel mirada,
resbalando por tibios labios; lánguida
la llema de tus dedos silenciada,
en la boca, tu mano muy, muy pálida
Si el viento, no mueve tu cabellera,
Lo hará mi mano nunca lisonjera.
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Dr. Salvador Santoyo Sánchez
22/junio/2025