Jamás has sido un desastre.
Para mí, eres lo más valioso que ha tocado mi vida.
Quisiera gritar al mundo lo que me has entregado,
porque eres como la marea:
vienes suave, pero arrasando todo en mí.
Eres como las nubes que acarician la luna,
cuando sale, y hace danzar las olas en mi pecho.
No puedo resistirme.
También somos esa luna,
la que nos obliga a hablar, a pensar, a sentir.
¿Quién dijo que eras un desastre?
¿Ese \"alguien\" existe?
Solo en ti, corazón mío.
Te quiero…
te quiero en algún instante de mi vida,
en tus deseos, en tus pensamientos,
en esa marea que despiertas dentro de mí
cada vez que la luna se asoma.
Confía alguna vez en tus instintos,
y sé tú, sin máscaras:
la que me besa,
la luna que me desea,
la calma que me arropa al dormir.
Aquí te espero,
calma,
serena…
con el alma abierta,
y el corazón mirando al cielo.