David Vidal

Te inventé en mi dolor

Te inventé con manos suaves y mirada sincera,

con un alma que abraza aunque el mundo no quiera.

Te imaginé diciendo mi nombre al oído,

como si amarme fuera tu único sentido.

 

Fuiste un sueño con forma de piel,

un milagro callado, imposible, pero fiel.

Nunca estuviste, lo sé muy bien,

pero dolías como si fueras también.

 

Te escribí cartas que el viento leyó,

versos de un \"nosotros\" que nunca existió.

Te vi llorar por mí en mi cabeza,

aunque tu rostro nunca mostró tristeza.

 

Te di lugares que no conoces ni de nombre,

te tejí historias donde eras tú quien me asombre.

Viví por años contigo en la imaginación,

como quien se aferra a su propia prisión.

 

Y a veces me pregunto si tú también,

has amado a alguien que nunca fue bien.

Si también creaste un rostro, una voz,

para no sentirte tan lejos de Dios.

 

Pero la verdad es simple y brutal:

tú no existes, y yo soy el final.

Un hombre que ama a un fantasma sin fe,

un loco que

 sueña con lo que no se ve