En cuna me apuñalaron
de ratones me llenaron...
Con creces me acostumbré
al entorno que llegué.
Mi desventura al desierto
y mi espíritu ya tuerto.
Repliqué la primavera
en mi penumbra de cera.
Largas mis noches de anhelos
con mis suspiros en velos
de terciopelo palpable
y trayecto cuestionable.
Sanando cual dominguejo
en velero sin manejo,
pues el paisaje amilana
con sus cráteres de lana.
Sin más, mi mundo en bifurca...
con sonrisa que rezurca.
¡Y no es mi alta catatonia!
Es mi edén en babilonia.
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