Luis de leon

DEBAJO DE LA ARMADURA

Porque debajo de esa armadura

habitamos hombres agotados,

invisibles,

con familias enteras

que nunca aprendieron

a preguntar: ¿cómo estás?

 

Porque a nosotros

nos dijeron

que no necesitábamos eso.

Que los hombres

no se rompen —

se agrietan en silencio,

despacio,

con un “estoy bien, no pasa nada”

que no convence ni al espejo,

con sonrisas secas

que nadie mira.

 

Y mientras tanto,

el mundo alrededor

sigue exigiendo,

sigue cargando peso

en nuestros hombros

como si ser el hombre de la casa

fuera un título

que niega el derecho a sentir.

 

Pero la salud emocional

no tiene género.

Las familias sanan

cuando cada quien puede decir

“no puedo”

sin sentir vergüenza,

cuando entendemos que pedir ayuda

no es rendirse,

sino ser valientes

de otra forma.

 

Porque la verdadera fortaleza

no está en cargar con todo,

sino en saber

cuándo soltar la mochila,

cuándo decir:

“me duele”,

y dejarse sostener.