Un día nací en Arequipa
Llegué desde otro mundo
Donde el silencio alimentaba
Cambié mi vida sin querer
Me fui por corrientes todas luminosas
Cantaban las sonrisas y la voz
Mientras me sentía profundamente perdido
Alguien te explica cómo interpretar el rugido
Cómo reproduzco la apariencia de los demás
Me siento llamado y solo cumplo
No sé si tonto o pobre pero humano
Qué me da la luz de ningunos días
Miro el blanco sillar y su lava
Miro el volcán y su imaginaria chispa
Quizás nací para nunca más volver
Para intercambiarme con las ranas peligrosas
O las miradas que ayudan a sobrevivir
Sin importar la ausencia en este mundo
En este cielo que ansía y ansía caer
Testigo de las calles