Da igual que empiece hablando de la muerte,
de un sol crucificado o de lo cruento
que acecha bajo el negro firmamento,
pues a resucitar un tiempo inerte,
a unificar el trébol con su suerte
o a darle un giro al vivo sufrimiento,
te acercas en el último momento
y de emoción el verso grita al verte.
Y es que no importa el rumbo vacilante
con el que dé comienzo mi poema:
Si nace por un rapto de locura
y ataja por la senda delirante
o si hacia un mar de tempestades rema,
pues siempre desemboca en tu figura.