A vos, niño intranquilo, simplemente te digo:
seguí siendo lo que has sido,
porque de tus logros seremos testigos.
Niño compasivo, tierno,
a veces aturdido,
los años pasaron…
y has crecido.
Con tus pocos años, muchas cosas he aprendido,
y entendí que nuestras expectativas
fueron frustraciones nuestras
que en vos han recaído.
Niño hermoso, niño querido,
sos el maestro que siempre he querido.
Y aunque muchas veces no lo he entendido,
niño amado,
siempre has estado sanando
al niño que yo llevo herido.
Luis prieto