Es ese temblor que no se explica,
cuando su nombre te suena a canción
y cualquier mensaje suyo
te deja sin respiración.
Es escribir sin parar,
versos que no pensabas tener,
dibujar corazones en los márgenes
y contar estrellas para entender.
Es cruzarse en el pasillo
y sentir que el mundo se detiene.
Es escuchar su risa
y olvidarte de todo lo que duele.
Es mirar una foto
mil veces en un día,
es soñar despierto
y creer en las fantasías.
No sabés si es amor grande o pequeño,
pero sí sabés que lo sentís real.
Y aunque todo sea nuevo, torpe,
te da razones para esperar.
Es querer contarle tu día entero,
aunque no haya pasado gran cosa.
Es escribirle \"hola\"
y borrar cien veces antes de enviarlo.
El amor adolescente es eso:
puro, sin estrategia,
con miedo y con coraje,
con dudas, pero sin máscara.
Y aunque el tiempo pase
y crezcas en caminos distintos,
ese primer amor que sentiste
siempre queda…
como un farolito encendido
en la memoria del corazón.