Luis Barreda Morán

Jardín Propio

Jardín Propio

Hoy elijo la senda sosegada,  
no por pena ni herida que no cure,  
sino porque mi alma, preparada,  
en su propio silencio se apure.  

No es cerrojo al cariño verdadero,  
ni trinchera contra el mundo exterior;  
es aprender a ser mi compañera,  
regar bien mi raíz con más valor.  

Dedicar horas a lo que me eleva:  
letras, danza, canciones al azar,  
sonrisa que a mi espejo se le lleva,  
sin pedir a otro cómo brillar.  

Quitar maleza que lastima y sobra,  
hábitos grises, pensamientos vanos,  
y dar sólo el calor que a mí me sobra  
a manos que sostienen mis manos.  

Porque nadie podrá en esta vida  
darme gozo que yo no me dé.  
Primero amar mi esencia encendida,  
después amar, y bien, a quien se dé.  

No es amargo desdén ni desconfianza,  
sino saber que todo tiene hora:  
el amor nace sin forzar su danza  
cuando dos almas crecen en su aurora.  

Temer al estar sola es no sentirse,  
huir de quien serás al caminar.  
Buscar cuerpo que el vacío viste  
es traicionar tu esencia y su donar.  

Hoy siembro calma en mi interior fecundo,  
rescato esencias que el rumor cubrió.  
Construyo mi alegría desde el fondo  
para ofrecerla entera cuando esté en flor.  

Cuando otra luz a mi quietud llegara  
—no por huir, ni llenar soledad—  
será porque dos mares se encontraran  
en plenitud, con pura claridad.  

Hoy elijo mi espacio sin prisa,  
no como castillo de dolor,  
sino como morada que avisa:  
\"Quien entre, hallará luz y pleno amor\".

—Luis Barreda/LAB