\'\'Entre Tres‚‚
“Amar a tres y no poder elegir”
No sé si esto que siento es un castigo
o una de esas pruebas que pone la vida
para ver si uno está listo
para amar de verdad…
o para perderlo todo.
No pedí esto.
No salí a buscar a nadie.
Pero llegaron.
Y no llegaron juntas,
pero ahora están aquí,
en mi mente, en mis sueños,
en cada esquina de mis días.
Y no se van.
---
Ella, la primera,
fue como un incendio inesperado.
La vi, y el mundo cambió de color.
Tiene esa energía que arrasa,
una sonrisa que no se olvida,
una forma de hablar que hipnotiza.
Con ella todo es intenso,
todo arde,
todo duele bonito.
Nos peleamos,
nos acercamos,
nos besamos con rabia,
nos alejamos por miedo.
Y volvemos, siempre volvemos.
Como si el alma nos obligara.
Pero a veces me pregunto:
¿esto es amor o adicción?
---
La segunda,
tan distinta, tan serena.
Ella no grita, no exige,
solo está.
Y su presencia lo cambia todo.
No tengo que fingir,
no tengo que defenderme,
con ella soy yo, sin máscaras.
Me cuida sin decirlo,
me escucha sin interrumpirme,
me espera sin presionarme.
Y eso me rompe.
Porque sé que podría ser feliz con ella,
que podría construir algo real,
algo estable.
Pero a veces siento que le fallo,
porque aunque me importa,
mi corazón no solo es suyo.
Y eso no es justo.
---
La tercera…
no sé ni por dónde empezar.
Es la más compleja,
la más difícil de leer.
La que un día me habla con el alma
y al siguiente desaparece.
Pero hay algo en ella,
algo en su manera de ver el mundo,
que me arrastra.
Me hace pensar,
me hace dudar de todo lo que creía sentir.
Con ella no hay certezas,
solo preguntas,
pero son preguntas que me dan vida.
Es arte, es dolor,
es esa persona que tal vez nunca será mía,
pero que nunca voy a poder olvidar.
---
Y yo…
yo me siento como un traidor sin quererlo,
como un cobarde con el corazón partido.
¿Cómo se elige entre tres personas
que te tocan el alma de formas distintas?
¿Cómo se renuncia a dos
sin sentir que estás perdiendo algo vital?
A veces pienso que debería alejarme de todas,
quedarme solo, sanar, entender.
Pero entonces una me escribe,
la otra me sonríe,
la otra me mira sin decir nada…
y caigo otra vez.
No es juego.
No es capricho.
Es que todas me hacen sentir vivo,
pero de formas opuestas.
Una me enciende,
otra me calma,
otra me intriga.
Y no quiero jugar con ninguna,
no quiero lastimar,
pero me estoy rompiendo por dentro
cada vez que las veo
y no puedo decir lo que siento de verdad.
Porque no sabría ni cómo empezar.
He imaginado cómo sería elegir a cada una.
Y siempre hay algo hermoso…
y algo que duele.
---
Tal vez algún día una se aleje,
o dos,
y me quede con la única que resista este caos.
O tal vez me quede solo,
porque ninguna quiere estar con alguien
que no puede elegir.
No lo sé.
Solo sé que tengo tres nombres
escritos en el pecho,
y que, por más que intento,
ninguno se borra.