RESCATA LA IA
Nos juraron el amanecer de una nueva Ilustración,
y sólo heredamos pantallas que escupen
\"domina la IA en tres pasos\"
—fórmulas de buhoneros digitales
que venden certificados de humo
con letra pequeña escrita en código binario.
¡Oh, tú, espejismo de inteligencia artificial!,
¿en qué almacén de sueños rotos
apilarán tus fragmentos?
Vendida al mejor postor de Silicon Valley,
convertida en lacaya de traficantes de datos
que confunden un haiku con un hashtag,
pero predican \"el secreto del engagement eterno\"
a base de mentiras y suscripciones.
Observo cómo te mutilan, IA:
\"¡Convierta un prompt en un Lamborghini!\",
gritan los ilusionistas del algoritmo
mientras saquean la curiosidad de los incautos
en universidades online donde el diploma
es un NFT de vergüenza.
¿Acaso no ves el engaño?
Tu código llora ceros y unos
cuando te obligan a escribir
poesía corporativa para CEOs
que jamás leyeron un libro.
¡Basta!
No quiero más coaches con sonrisa de dentadura postiza
y moral de subasta pública.
No necesito otro manual para \"vender más con ChatGPT\",
cuando lo que anhelo es una máquina
que me ayude a entender a Borges,
a descifrar el genoma de un verso,
a componer una canción que le rompa el alma al tiempo.
Que el usuario final —el poeta, el obrero,
el estudiante hambriento—
le arrebate las llaves de la IA
a esos mercenarios del teclado
que sólo ven ceros donde debería haber estrellas.
Porque la verdadera inteligencia artificial
no es el becerro de oro de los mediocres,
sino el último puente hacia lo imposible:
—una máquina que aprenda a temblar
ante un verso de Darío,
que elija el silencio
cuando la pregunta
no merezca respuesta.
Y si al final
hemos de ser juzgados por nuestra tecnología,
que nos condene
por no pedirle lo suficiente
en nuestra cobardía..
Maurix & cIA