El pasado no es un país distinto
aunque alguna vez lo hayamos creído:
Cambia la geografía, o la piel del reo
que entra por fronteras cerradas a
depende qué color.
Al cerrar los ojos huyendo del hedor
que se ha estancado en el silencio de muchos,
se entra en una ensoñación prohibida ya
en el recuerdo de un tiempo que
ya no es nuestro; tampoco son mías las
palabras que me instan a maldecir
lo que me obligan a
observar.