La gloria de vivir es tan efímera
que dura lo que dura un suspirar,
que nacen de los sueños que cargamos
buscando tengan luz de eternidad.
A veces contemplamos con tristeza
la sombra del anhelo que se va,
dejando en nuestras almas esa huella
que no se extinguirá.
La vida es intrincado laberinto
que guarda de traiciones el puñal;
lo mismos que medusas y serpientes
que siempre tu existencia acecharán.
¡Mas busca de tu espíritu el coraje
que siempre tus batallas ganarás;
logrando que tus días en el mundo
te ofrezcan dulce paz.
Autor: Aníbal Rodríguez