Alguna vez alguien
utilizo un pedernal
alguna vez alguien
descubrió el fuego.
Alguna vez ese alguien
repitió ese proceso
y una brisa tras otra
apagaron su intento.
Alguna vez ese alguien
casi se da por vencido
sin que haya reparo
parecía un sin sentido.
Alguna vez otra alguien
le ofreció un resguardo del frío
los vientos gélidos soplaron
pero ha encontrado cobijo.
Alguna vez ese alguien
más seguro y confiado
pudo mostrar lo que antes
casi había olvidado.
Casi tuvo que aprender de nuevo
fue posible con mucho esfuerzo,
un poco de hierba seca
y unos leños de eucalipto.
Alguna vez ese alguien
vio como esa llama
ya nunca más se apagó.
Pero lo fascinante no fueron
los cálidos tiempos
que más tarde vinieron
o las comidas calientes
tras un crudo invierno;
lo más fascinante ha sido
cómo aquella otra alguien
observaba incrédula
la danza de una fogata
que sin saber protegía.
Alguna vez ese alguien
al mirarla a los ojos
pudo ver el reflejo
color naranja avellana
de un alma prendida
que por las noches abriga,
el sentir de lo intenso
de vivir cada día.