“Lo que nunca te dije”
(Versión de ella)
No sé cómo empezar,
quizá porque siempre callé demasiado.
Te conocí aquella noche
cuando él me dijo:
“Es mi hermano.”
Y desde entonces,
no quise mirar más allá
por miedo a lo que sentía.
Tú me gustabas…
pero eras intocable,
eras “de la familia”.
Y yo no podía permitirme
querer a dos a la vez,
ni mucho menos al mejor amigo
de quien dormía a mi lado.
Fingí no verte,
no sentir tu mirada,
pero cuando hablabas,
algo en mí despertaba.
Hubo días que quise buscarte,
contarte lo que vivía,
pero me tragaba el orgullo
y las cadenas que yo misma me puse.
Con él pasé tres años,
tres años donde a veces fui feliz
y otras tantas,
me perdí a mí misma.
Él me amó a su manera,
y yo, quizá por costumbre,
me quedé…
hasta que ya no pude más.
Aquella noche,
cuando te escribí,
ya no tenía a nadie.
Estaba rota,
abandonada en medio de un rancho,
con la certeza de que nadie vendría por mí.
Y entonces pensé en ti.
No como el amigo,
no como el hermano,
sino como el único
que siempre estuvo
aunque yo nunca te lo pedí.
Cuando llegaste,
y te vi bajar del coche,
no pude contener las lágrimas:
eras la persona que yo necesitaba,
el refugio que nunca tuve.
Sé que lo tuyo fue más que amistad.
Siempre lo supe.
Pero también sé
que nunca cruzaste esa línea,
ni siquiera cuando pudiste.
Y eso…
te hace más grande ante mis ojos.
Quizá fue el destino,
quizá solo un error.
Pero esa noche entendí algo:
que había gente que me amaba en silencio,
gente que dejaría todo
por salvarme…
y esa persona eras tú.
No sé si nos tocaba estar juntos,
no sé si algún día nos atreveremos,
pero quiero que sepas algo:
cuando corriste por mí,
a cuatro horas de distancia,
en medio de la nada…
fue el momento
en que te sentí mío,
aunque fuera solo por una noche.