lictor Quevedo

Fulgor eterno

Eres la llama que cielo deslumbra,

eres el canto que nunca declina;

vives en mí como estrella que alumbra,

vives en mí como flor que germina.

 

Te amo en lluvia, te amo en calma,

te amo en fuego, te amo en nieve;

late tu sombra en el fondo de mi alma,

late tu risa en mi sangre que mueve.

 

Brillas en todo, en claro y oscuro,

brillas en sueños, en paz y tormenta;

mi ser te busca, constante y seguro,

mi voz te nombra, aunque nadie la sienta.

 

Tiemblo contigo, tiemblo sin motivo,

tiemblo en la danza del aire que pasa;

mi corazón, que sigue en su arribo,

tiembla en tus ojos, temblor que no cansa.

 

Hablas y el mundo se dobla a tu canto,

hablas y el tiempo se queda en tu verbo;

todo en tus frases se vuelve quebranto,

todo en tus gestos es luz que observo.

 

 

 

Sueño tu cuerpo, tus pasos, tu mente,

sueño tu huella, tu voz, tu semilla;

vivirte entera, sueño latente,

vivirte cerca…  dicha más viva.

 

Quiero siempre en tu luz quedarme,

fundirme lento, sin despedida;

vibrar en ti, como cielo en enjambre,

ardiendo juntos: mi amor y tu vida.