MARINER

CANTO A LA NATURALEZA

Canto a la Naturaleza
En la quietud de la aurora,
cuando el sol besa la flor,
la montaña se enamora
de un rocío resplandor.
Un canto de ruiseñor
despierta al bosque dormido,
y el arroyo con rumor
prosigue su andar seguido.
El viento, pintor de nubes,
dibuja en el cielo un lienzo,
mientras los árboles suben
en un silencio inmenso.
La tierra, cuna y abrigo,
sostiene al roble y la espiga,
un pacto, un fiel amigo,
que la vida siempre abriga.
Y en cada pétalo, en cada hoja,
en el vuelo de un halcón,
la naturaleza deshoja
su más pura bendición.
Así, en su ciclo perfecto,
nos muestra su gran poder,
un sagrado arquitecto,
en cada amanecer.