Antonio Miguel Reyes

Sextina provenzal.

 

Sextina provenzal.

Aun guardo la verdad de tu mirada,

la forma en que encendías cada fuego,

el mapa sin defensa de tu piel,

el pulso contenido en la palabra,

la marca que dejó viva la herida,

la paz que se rompía en cada sueño.

 

No todo fue tan claro como un sueño,

a veces me mentía tu mirada.

Pero era dulce incluso con la herida

si abría en mí las brasas de tu fuego.

¿Quién no se pierde por tocar tu piel

cuando arde sin razón una palabra?

 

Nunca aprendí a soltar esa palabra

ni a despertar sin vértigo de sueño.

Cada rincón de mí busca tu piel,

alguna seña viva en tu mirada.

ardiendo en mí la sombra de ese fuego

y sangra lo más hondo de la herida.

 

No supe sostener yo tanta herida

ni detuve cual última palabra.

Nos devoramos dentro de ese fuego

y despertamos lejos de un buen sueño.

Después quedó el silencio en la mirada,

la ausencia repitiéndose en la piel.



¿Dónde se esconde hoy la luz de tu piel?

¿Sabe que la guardé como una herida?

¿Sabe que aún me quema tu mirada,

que vivo sin la sal de tu palabra?

No hay descanso después de aquel buen sueño

ni agua que apague el resto de este fuego.



A veces creo apagar este fuego,

que puedo desprenderme de tu piel,

pero regresas siempre como un sueño,

como una cicatriz hecha de herida.

Y caigo otra vez hondo en la palabra,

es la forma imposible...tu mirada.

 

Mirada que es herida y que es mi fuego,

sin voz ni sueño da con la palabra

la suave piel de tu bella mirada.