Siento el roce de tu piel en mis manos, que siempre están deseosas de sujetar sueños con más sueños. Rompes las palabras que quitan la luz del reproche. Recuperar tu amistad, se ha convertido en un puro combate entre la vida y la muerte. Viene a ser como clavar puntillas en el mismo acero. Te considero mar de sosiego, compañera de desvelos, se que siempre sueles escucharme pero entiendo, que no llegas a comprender mis lamentos. Quiero agradecerte esas palabras tan dulces, tan tiernas, tan halagadoras, gracias por dejarme compartir un poco de tu felicidad. El encanto de la belleza, estriba en su misterio, si deshacemos la trama que enlaza sus elementos, se evapora la esencia.