Corría mi alma por la arista prohibida,
de aroma divino y sabor a mujer,
mientras, la luna se arrullaba y dormía.
Divagaba mi mente recorriendo su piel,
humedecía mis labios libando su miel,
discreta, la luna a mi sueño era fiel.
Mi vida, mi cielo, en suspiros decía,
mi ser la entronaba y la bendecía,
lela, la luna me escuchaba y oía.
Con ella volaba y sentía que vivía,
alegres mañanas sin caricias frías,
gozosa, la luna me miraba y reía.
Todo fue un sueño, todo era mentira,
mi alma lloraba y no lo creía,
compartía la luna lo que sufría.
Ella era ajena, no me pertenecía,
sola mi alma al dolor recurría,
la luna de luto de mis sueños se iba.
Andrés Romo
Save Creative 1807277845247