Livans

Pensé

Pensé que era lo suficientemente fuerte,
que podía soportar lo que fuera.

Hoy ya no creo aquella incoherencia.
Soy débil,
y soy lo suficientemente cobarde para no aceptarlo.

Cobarde...
Cobarde para aceptar que quiero desertar de aquí.
Quiero desertar, madre.
No volver,
no llegar a arodillarme tus pies de nuevo.

Me voy,
y recordarás mis llantos de bebé,
esos que en una sala de hospital oíste,
esos que son como yo ahora:
temporales,
y se fueron para no volver.