El problema actual, sin solución pensable, es la relación estrecha entre quienes ejercen la justicia, la política, el aparato militar, la iglesia, al servicio del mercado (mercantilismo), la banca (finanzas), en fin, la corrupción.
Este nudo ciego está lejos de ser desatado, más, cada vez se aprieta con una mayor fuerza.
Derechas, izquierdas, democracias, estados totalitarios, pseudodemocracias, monarquías, terroristas, nazis, fascistas, comunistas, supremacistas, etcétera, enredados en una madeja interminable.
Resultado, miles de millones de seres vivos destruidos, sosteniendo la graciosa punta del iceberg.
La mecánica del estado, de quienes lo gobiernan, la delincuencia abrumadora, la policía, fiscales, jueces, sistema penitenciario ejerciendo poderes perversos.
Nada sirve, las migraciones, refugiarse, -huir hacia dónde-, buscar minutos de paz para conciliar el sueño, vestir de fantasma, mirar los pajaritos. Menos que chozas a lados de carreteras, de las líneas ferroviarias, poblaciones miseria, la brutalidad del mundo gritando silente aquí estoy.
Tengo la convicción que si se llegara a producir por azar la guerra nuclear (usada hoy como amenaza permanente), los principales implicados tienen preparada como sortearla. Algunos primeros ministros, presidentes, científicos, militares, más una masa crítica para servirlos y producir lo necesario para subsistir.
Lo tenía Hitler, no lo van a tener los actuales máximos instigadores de esta tremenda desgracia del planeta.
No existe salvación.