Moliner Vallés

Ir, venir y volver

Venía, me despistaba plantando una flor. Se iba con sal en su puño enrabietado.

Volvía desvelada, con llama en los ojos. Se zarandeaba un rato contra puertas y ventanas, buscando algún alijo de amor, un robo, un sustrato rojizo.

Deambulaba por los parques hasta que la sal hizo herida. No decía nada, solo sangraba. No decía nada, sólo lo contaba. ¿Dónde? Lo sigo sin saber.

Volvía a venir, me miraba con pétalos en las pestañas, con el mar en su repisa. Rondaba cada alcoba y cuchitril, con aquellos ojos del agua.

Hacía frío fuera, en la calle, tras la ventana. También hacía calor dentro, entre sus manos abiertas, sus palabras de silencio.