Alexandra Quintanilla

Mi espalda

¿Qué más da si el mundo está en mi espalda?
Ay, pobrecito el mundo…
Mi espalda es tan de acero
que claro, todos se quieren colgar.

¿Y qué si a mis espaldas hablan?
¡Hagan fila!
No saben
tengo oídos tan finos
que hasta sus miserias susurradas me las van a contar.

Yo les digo:
—Shhh…
Su vida es tan aburrida 
que necesitan entretenerse
hablando de alguien más.
Depresiva,
que no se pueden soportar.