El Regreso del Gesto
William Contraponto
Quien me toca con artimaña
ya tiene marcado el fin,
y no es venganza mi hazaña,
sino el giro del jardín sin fin.
No levanto voz ni espada,
ni lanzo piedra en la oscuridad.
Dejo que el tiempo dé su jornada
a quien se embriaga de vanidad.
La vida cobra su moneda,
aunque demore, sabe cobrar.
Lo que se siembra, el mundo enreda
en su justo y sabio girar.
No me engañan ruegos fingidos,
ni promesas de oro o de paz.
El eco responde los ruidos
de cada mentira que el viento da.
Por eso camino en silencio,
sin desear ruina o perdón.
Porque el error lleva su juicio
en el tribunal de su acción.