A veces,
mis poemas son frases calladas,
intentos de decir lo que mi voz no logra.
Quisiera hablar…
pero el miedo a arrepentirme
me hace escribir en silencio.
Si alguna vez dudara de lo que dije,
solo yo podría perdonarme,
en cada palabra susurrada al papel,
en cada emoción tejida
como un hilo invisible en mis labios.
Mis deseos aún vuelan,
como pájaros sobre un papel en blanco,
que aún no quiero terminar.
Quiero escribir sin final,
seguir dejando mi alma
en cada verso que nace.
Y si algún día alguien lee este texto,
si detiene su mundo por un instante,
que sepa que cada letra
lleva una parte de mí,
un aprecio quieto,
un pedazo de ser
que aprendió a hablar
con tinta en lugar de voz.