Un cielo, un infierno,
promesas rotas
atrapadas en un cúmulo de sensaciones
a medio morir,
sangrantes e imparables,
como quien planta una flor
solo para cortarla
y hacerla añicos.
Falsos deseos,
plagados de locura intensa
y verdades ocultas.
Un silencio sepulcral,
miedos desmembrados
por palabras llenas de espinas.
Sombras que atormentan el pasado
en un cuarto lleno de humo,
sin una sola alma que habite,
sin testigos,
sin religiones.
Un nada inexistente,
un vacío con un cántico imperial,
devoción a un presagio.
Gotas de sangre clamadas por la lluvia,
con un puñal que se cierne
como abrazos falsos
y preocupaciones innatas.
Y así,
bajo la cúpula rota del alma,
solo queda danzar
con las ruinas…
al compás de lo que nunca fue.
-S.S