Abrazo el alma dormida, con la que chocan las esperanzas, muerdo el cuello de la vida, queriendo sacarle leves y obstinadas palabras, reposo mi mano en la tuya y describo la sensación en mi mente para no olvidarla luego de que te vayas, soy tuya, pero me siento sola, y es que te espero y te espero, pero incluso cuando estas tu presencia se siente lejana, como la brisa que sientes, pero sabes que ha viajado mucho porque al llegar no es más que un viento seco y desamparado cuyo rumbo es inentendible porque forma pequeños remolinos en el suelo y hace bailar las hojas, entonces pienso; quiero ser una hoja, y en ese momento despierto y noto que me haz escrito, leves frases que no parecen tener un sentido o interés fijo, escritas con la desgana de alguien que quisiese estar hablando con alguien mas o de otra cosa sin tener todavía una conversación establecida. Me acaricias y me acuestas en la cama, para al amanecer despertar y notar que pude haber dormido con una sombra, cuya existencia y esencia desaparece cuando entran los rayos peresosos de luz por las persianas mal cerradas del balcón, dejando como sola prueba el olor en las sabanas de tu inconfundible perfume..