Sara Sofia Bocanegra Carvajal

Renuncia

Renuncio a que tus manos sigan hurgando en mis miedos,

a que tus labios desentierren mis inseguridades,

a que tu cuerpo se funda con el sudor de mis sentidos.

 

Renuncio al deseo que me ofreces,

a la lujuria que enciendes con sólo mirarme,

a esa promesa ardiente de entregarme todo:

tus ojos, tu voz, tu sonrisa.

 

Una parte de ti vive en mí,

aunque no lo quiera,

viajas en el viento como una caricia tenue al amanecer,

o como el soplo helado que se cuela

en las noches más oscuras.

 

Y al alba,

despiertas sereno, casi santo,

como un velo blanco suspendido en la fe

—o en la condena—

el velo de una novia temblando ante Dios…

o ante el demonio.

 

Eres contradicción:

bálsamo y herida,

seguridad envuelta en terror.

 

Ahora te observo,

hundido en tu pozo de mentiras,

donde ya no queda más que hueso,

silencio,

y olvido.

-S.S