Tu voz. Soneto
Dulce es tu voz que escucho en la mañana
más suave que la brisa en los trigales
tan pura como cantos otoñales
que dobla el ruiseñor en la ventana
De tu mirar la sombra se desgrana
con fuegos invisibles y mortales;
y cada gesto tuyo, da señales,
de soledad que calla y engalana.
No sé por qué te quiero… no lo entiendo.
¿Quizá porque en tu paso lo voy viendo?
Que busca lo imposible y lo acaricia
Quizá porque tu ausencia me deshace
como el calor al hielo, y no me sacie…
ni el pan, ni el mar, ni el tiempo, ni delicia.