No puedo quedarme aquí,
atrapada en un momento
que ya no me contiene.
Las olas no preguntan
si estás listo
simplemente arrasan
y se llevan
lo que no está anclado.
Nosotros, suspendidos
en un solsticio
que se alarga demasiado,
ya no nos miramos;
solo giramos en sombra.
Las oportunidades no esperan,
no se detienen por quienes dudan.
Las puertas son para los valientes,
y yo no voy a saltar
por tu ventana
esperando que me veas.
Cuando dejo ir,
es para siempre.
Si aún aparecés en mis pensamientos
no será con nostalgia.
No voy a nombrarte.
Solo voy a avanzar,
no porque no duela,
sino porque aprendí
a soltar.