Ramón Bonachí

Dulce hogar (Endecasílabos blancos)



Dulce hogar (Endecasílabos blancos)
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Dulce hogar, sin montañas, sin praderas,
de paredes ajadas por el tiempo,
de fantasmas con luz en la penumbra
y de historias que nunca he confesado.
Dulce hogar, con la acera hecha jirones,
con el rancio sabor a podredumbre
en la puerta de entrada y que animaba
a dejar de mirar por las esquinas
y a sentirse seguro una vez más.
Dulce hogar el que tengo en la memoria
sin estilo, sin lujos, sin pasillos,
pero con rosas frescas sin vestir
que lucían su cuerpo en un jarrón
Como extraño los gritos a las siete,
el balón , la peonza, el escondite,
a los viejos con el tabaco en mano
y fumando hasta ver llegar la luna;
o a las viejas sentadas en la calle
recordando pasadas ilusiones
con la aguja asomando entre los dedos
y dándole a la lengua sin querer.
Dulce hogar, el de mi retoña vida
el que tuvo en su pomo golpes sordos,
el que un día dejó la puerta abierta
por si el niño decide regresar
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Fotografía y poema: Ramón Bonachí.
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