Diego Pantoja

Te busco como se busca un fósforo mojado

 

 

Te busco,

como quien hurgara entre cenizas

esperando encontrar la llama que no fue.

 

No estás,

y eso te hace más real que el espejo,

más tú que tu cuerpo.

 

Tu voz no llega,

pero yo la escucho,

porque el deseo es experto en inventar timbres

cuando la soledad le crece como un hongo

en el corazón húmedo.

 

Tu calor no existe.

Y sin embargo sudo.

De rabia.

De no tenerte,

de tenerte sólo en los muslos del insomnio.

 

Anoche te hablé con la lengua del sueño,

mientras abrazaba un vacío

que olía a tu cuello.

 

Yo también tengo manos,

pero están hechas de aire.

Y con ellas

te he tocado más veces

de las que el cuerpo permite.

 

No es que te necesite.

Es peor:

te consumo.

Como un veneno lento

que no mata

pero deja con ganas de morir.