Mi amor, mi amor anhelado,
te encontré en el cruce de miradas,
donde el tiempo se detiene,
y los latidos se entrelazan,
tú, un hermoso Saturno
que brilla en la distancia,
un planeta en mi universo
que nunca podré alcanzar.
Eras la luz entre las sombras,
una risa que desarma,
y en cada gesto tuyo,
mi corazón se detenía,
un impulso que no comprendo,
un anhelo quieto,
sin palabras que lo frenen.
Te vi danzar entre otros,
con el calor de otro abrazo,
y a pesar de la tristeza,
mi amor crecía en silencio,
como un río oculto bajo el hielo,
como un susurro en la brisa,
un pensamiento que se ahoga.
La cobardía, compañera fiel,
me amarró a este rincón,
donde mis sueños se dibujan
en el lienzo de lo inalcanzable.
Así, en el eco de mi pecho,
te guardo como un secreto,
un suspiro que se escapa,
un deseo sutil y mudo.
Anhelo abrazarte algún día,
sentir la calidez de tu ser,
pero las cadenas me susurran
que lo ajeno no se toca,
y me quedo observándote,
pintando en silencio tu imagen,
un retrato de lo posible,
donde el amor no se apaga.
Eres el sol que nunca cede,
la estrella que nunca se apaga,
y aunque el destino nos separe,
mi amor por ti florece en la noche,
en cada sombra que despliegas,
en cada rayo de luz que añoro,
un sueño que siempre será
el jardín secreto de mi alma.
Mi amor, mi amor anhelado,
aunque nunca lo sepas,
en cada rincón de mi vida,
serás el brillo de mi camino,
la melodía que susurra el viento,
y en cada paso que no doy,
te llevo contigo,
mi bello Saturno,
mi eterno deseo oculto