Cada día amanece con un reto distinto,
y aun con el alma cansada, te pones de pie.
No hay gloria en lo fácil, ni fuerza sin lucha,
pero sigues, aunque el mundo no lo ve.
Con manos que tiemblan, construyes tu suerte,
con sueños gastados, te niegas a caer.
Porque dentro de ti hay un fuego que arde,
que no pide permiso… solo quiere vencer.
La vida a veces golpea sin tregua,
con vacíos, con deudas, con dudas también.
Pero tú, paso a paso, sigues firme y constante,
como río que avanza sin saber por qué.
No esperas aplausos, ni luz en el camino,
tan solo esperanza, y un poco de fe.
Porque sabes que el cambio se gesta en lo duro,
en la gota que insiste… y no deja de ser.
Así vas forjando tu propia victoria,
sin espadas, sin tronos, sin capa ni ley.
Tan solo contigo, y con todo tu empeño,
sembrando futuro… con lo que hoy logres hacer.