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No sé si fue un sueño
o el insomnio el que me habló primero.
Alguien entró en mi cuarto con mis pies puestos,
pero sin haberme pedido permiso.
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Traía una jaula vacía
y una risa guardada en el bolsillo.
Dijo llamarse como yo,
pero sin pronunciar la última vocal.
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Me besó la frente con una sombra
y me preguntó si todavía dormía.
Le respondí con los párpados abiertos,
como quien finge ser testigo.
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Entonces me quitó los párpados
y los colgó de un clavo invisible.
“Ahora vas a ver lo que no querés”,
susurró con voz de caracol cansado.
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Vi mi cama vacía.
Vi mi cuerpo durmiendo de pie.
Vi el reloj deshaciéndose en la boca del gato.
Vi la palabra \"yo\" estampada en la pared equivocada.
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No supe si reír, huir o escribir.
Pero escribí.
Porque al final,
eso también es soñar
con los ojos desvelados.
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A.B.A. 2025 ©
Amalia Beatriz Arzac
Buenos Aires – Argentina
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Imagen: Presentación del Insomnio
Sergey Ignatenko – Oleo sobre lienzo.