Me fui extinguiendo,
en el silencio,
cuando el silencio no existe,
existen en su fragilidad aparente,
mi cuerpo no lo conoce,
tal vez la noche… tal vez la noche lo encuentre.
Es como un abismo quieto,
cristal aperlado,
frío al tacto, sublime a la mirada,
hipnótico, desconcertante y vivo;
el iris de la obscuridad…
más allá de la luna y el corazón latiendo en calma.