pasaba

Recogió

Recogió guijarros del oleaje y los sembró en surcos de olvido frente a su casa, donde el viento dibujaba secretos en la arena.
Recogió arenas de plata y cristal antes de que la marea se las llevara al abismo del tiempo.

Recogió piedras de noche y de luna y las cultivó en frente de su puerta, creyendo que de sus surcos emergería el mar, con su canto de sirenas y su misterio.

Se fue y buscó girasoles que bailaran al sol, nubes que se desvanecieran en el horizonte y tormentas que descargaran su lluvia sobre la tierra sedienta.

Los lavó con tazones de cielo y dijo que ahí crecían las verdades y las mentiras, las peras del deseo y las ilusiones del corazón.

Volvió a la mar, se sumergió en sus aguas profundas y con conchas de silencio recogió la voz que el abismo quería gritar, la voz que el viento quería llevar, la voz que el mar quería cantar.

Y en el fondo del mar, encontró la verdad que buscaba, la verdad que se escondía detrás de las olas, detrás de las piedras y las arenas, detrás de las nubes y los girasoles.

Y la verdad era que el mar era un espejo, un espejo que reflejaba el alma, y que las piedras y las arenas eran solo reflejos de nuestros propios deseos y miedos.

P .SABAG