Ver sonrisas borradas por el peso de la guerra,
ver llantos que suplican que la paz regrese a tierra.
Sin refugio, sin amor,
ni un rincón donde el dolor
no se cuele en sus pupilas,
donde el miedo no aniquila.
Rufianes que roban vidas, que apagan la alegría,
con promesas vacías disfrazadas de utopía.
Y el terror, solo eso es lo que vemos
en los rostros inocentes que tememos
que crezcan entre ruinas y metrallas,
sin saber lo que es jugar en la plaza.
Pensar que esto puede ser eterno,
que su infancia arde en un infierno.
Entender que ellos no tienen la culpa,
que es pura dictadura,
que es la furia del poder sin compasión,
que los deja sin hogar ni dirección.
Que se escuche en cada rincón del planeta:
los niños no deben pagar esta deuda.
y aunque el dolor hoy sea un paisaje.
la justicia llegará con coraje.
no por milagro, sino por acción.
por levantar la voz, por compasión.